Mi Testimonio
Conocí acerca de Dios y Su Palabra a los diecisiete años, pero no fue sino hasta los veintiuno que tuve un verdadero acercamiento a Dios, donde reconocí mi Gran Pecado y recibí La Buena Noticia de su perdón, en un momento de mucha angustia y desesperanza.
Nací en un buen hogar con padres y un hermano mayor, tíos y abuelos, que me rodearon de cariño. Disfrutaba de buena salud y tenía el dinero que necesitaba. Alguno se preguntará ¿cuál era entonces el problema? La respuesta es que a pesar de todo lo bueno que me rodeaba, mi alma estaba muerta y ésa es una enfermedad espiritual que sólo Dios puede curar con Su Presencia y Su Palabra.
Reconocí mi lejanía de Dios y el no haberle tenido en cuenta jamás, le pedí perdón de corazón, le rogué que viniese a mi vida como el Señor y Salvador que tanto necesitaba; y Él en su bondad lo hizo, transformando así mi vida para siempre.